Estuvo todo el día pensando en ella. No podía evitarlo, aquella misteriosa chica le tenía muy intrigado...demasiado incluso.
Tras toda la noche dándole vueltas decidió volver al parque al día siguiente para poder volver a verla y hablar con ella.
A la hora del día anterior se dirigió rápidamente al parque, y al llegar la vio al instante. Allí estaba de nuevo, exactamente como el día anterior, con sus cosas en el mismo banco y apoyada en la misma zona de la barandilla.
Se acercó a ella lentamente, con el pulso acelerado sin entender ni si quiera por qué. Dejó sus cosas en el banco del día anterior y se apoyó junto a ella en la barandilla mirando al frente, posando su vista en ella un solo instante, lo suficiente para poder volver a admirar su belleza.
-¿Sigues esperando al amor?
-Sí, le espero cada día en este mismo lugar.
-No lo entiendo.
-Si tienes la mente abierta y quieres puedo explicártelo, tengo tiempo mientras espero.
-Quiero entenderlo.
-Haz la pregunta adecuada.
-¿Por qué esperas al amor?
-¡Eso es fácil!, porque ansío tenerlo, y si espero en el mismo sitio todos los días es más fácil y rápido que me encuentre.
-Entonces el lugar...¿es elegido al azar?
-No, por supuesto que no. Este parque es el de Calisto y Melibea, dos enamorados que se encontraron. El amor debe conocer este sitio, por lo tanto es más fácil y rápido que me encuentre.
-Creo que sigo sin entenderlo...
-¿Alguna vez has conocido a alguien que encaja perfectamente en tu vida y has pensado que era justo a quien siempre habías esperado?
-No...
-Pues acompáñame y esperemos juntos.
Al decir esto la chica miró por primera vez al chico y le dedicó una sonrisa. Él también la miro y no pudo evitar sonreír al verla, y asintió con la cabeza sin decir palabra alguna, pero para ambos aquello fue un juramento por el que todos los días se encontrarían en el mismo lugar a la misma hora para esperar juntos al amor
"On Abatar Ura Masarakato On-Gataru"
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