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lunes, 17 de diciembre de 2012

Fin

Yo creo que en la vida de todo ser humano hay un momento en el que nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros principios, nuestro mundo, todo, entra en colapso consigo mismo y es como si nuestro cerebro quisiera decirnos que ya es suficiente, que se acabó, que no puede más.
¿Una idea disparatada?, puede ser, ¿absurda?, también, ¿por qué no?, muchas ideas lo son, incluso las más ingeniosas de toda la historia.
Desde el principio de la humanidad, según cuentan al menos, muchas personas han tenido ideas brillantes que se han considerado disparatas durante siglos, y que incluso han llevado a las personas que las tuvieron a verdaderos conflictos con el resto de la raza humana.
La verdad es que no podría decirse que he vivido mucho, pero en mis veintiún años de vida me he dado cuenta de una cosa en numerosas ocasiones: "el ser humano es dominado por el miedo"; el miedo a ser despedido, a morir, a no poder conseguir el futuro que desea, a perder a sus seres queridos; el miedo a vivir. Si, si, lo sé, parece que divago, ¿verdad?, pero...¿lo hago?. Pensarlo bien, pensar en cada una de vuestras vidas, en cada una de vuestras decisiones, en cada uno de sus motivos; el miedo siempre está detrás de todo.
Yo tengo miedo, como todos, todos lo tenemos aunque no queramos admitirlo por la absurda necesidad de no mostrarnos débiles ante el mundo, pues bien mis queridos lectores, los seres humanos somos débiles, lo queramos o no, y volvemos a lo mismo, lo que nos hace débiles son los miedos.
La gente que no teme a ciertas cosas puntuales a conseguido llegar mucho más lejos que la gente que ha dejado atemorizarse y acondicionarse por ciertos aspectos de su vida, es una realidad, un hecho.
Yo tengo un gran miedo, el cual, a la vez, para unos pocos que saben la verdad sobre mi, es un gran alivio, curioso, ¿verdad?. Quizá si su alivio no existiera, si mi miedo a defraudar a esas pocas personas no existiera, mi primer miedo no me detendría, ya que daría igual, ya que hiciera lo que hiciera no haría daño a nadie.

¿Cuándo llega el final de una persona?, cuando deja de tener miedo a la muerte, cuando se rinde, cuando se da cuenta de que no se puede luchar contra ella, de que tarde o temprano nos apresará a todos y nos ocultará bajo su negro manto para después...¿para después qué?, no lo sé, cada uno tiene sus ideas propias, ¿reencarnación?, ¿cielo?, ¿infierno?, ¿y a quién le importa realmente?, y si le importa...¿por qué?, ya habrá acabado todo, ¿qué más da a dónde vayamos o lo que hagamos si ya estamos muertos?, incluso en el caso de la reencarnación es comenzar una vida nueva como otra persona, por lo que yo pienso, ¿para qué preocuparse?.
Desde bien pequeña he estado bastante alejada de la religión la verdad, y quizá por eso me he librado de esas ataduras de terror que impone la religión sobre todas las personas, pero cuidado, no hablo sólo del cristianismo, que va, hablo de todas aquellas religiones que dominan a sus seguidores con miedos, eso no es ayudar a la gente, ayudarla a creer, querer guiarla; no, todo lo contrario, es asustarla para asegurarse de tenerla controlada.
Vale que algunos de los que leáis esto puede que penséis que estoy equivocada, incluso que es una blasfemia que diga tales cosas, o que hablo así por haber vivido siempre apartada de la religión, pero la verdad es que no me importa. Toda mi vida he vivido independientemente a todo tipo de religiones y realmente ni me arrepiento ahora ni me arrepentiré en mi lecho de muerte como me dicen muchos que pasará, ¿y sabéis por qué?, porque sé lo que me espera tarde o temprano, nada más y nada menos que morir y descansar en paz.

"On Abatar Ura Masarakato On-Gataru"

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