Se volvió a despertar. Ya había perdido la cuenta de las veces que le había dado una punzada la espalda, o que se le había dormido un brazo o un pie. Como de costumbre el asiento de su lado estaba ocupado por lo que se veía forzada a intentar dormir sentada para que las horas pasaran más deprisa, algo nada cómodo a decir verdad.
Pero todo eso le daba igual, nada tenia ya importancia. Había llegado el día que tanto ansiaba, sus maletas con material para tiempo indefinido ya iban camino a su destino junto a ella, y lo único que podía pensar era que en pocas horas al fin estaría a su lado y ya no sería para verse unos días, si no para quedarse allí, en su propio piso y con su trabajo soñado.
Él llevaba horas dormido, pero aún así no paraba de mirar su tablet por si le hubiese dicho algo, inquieta, impaciente y cada vez más nerviosa por el gran cambio que iba a dar todo su mundo, por esa nueva vida que sabía que sería maravillosa pero que al mismo tiempo le inspiraba temor, aunque le daba igual, ya que sabía en lo más profundo de su ser que aquello iba a salir bien.
Al fin el autobús estaba entrando en Málaga, "ya era hora" pensó, y volvió a mirar el reloj una vez más. Sabía que aún le quedaba media hora aproximadamente para poder bajarse del bus, pero no lo podía evitar, siempre se ponía en alerta en cuando veía aquella ciudad.
Hacía rato ya que él se había despertado e iban hablando por el "line" y, como siempre, le avisó de que ya entraban en Málaga, y él, al igual que siempre, le decía que ya estaba esperándola en la estación.
Los nervios y las ansias crecían desmesuradamente y ya no paraba de mirar por la ventana para ver aquel recorrido tan conocido por ella.
El autobús comenzaba a entrar en la estación. Ella como loca comenzó a buscar a su amado por la parada, hasta que lo vio y ya no le quitaba ojo de encima sin poder evitar que en su rostros apareciera una sonrisa de oreja a oreja.
Hora de salir de aquella jaula en la que se había encontrado durante 7 horas, los nervios ya han dominado su cuerpo por completo, así que, sin esperar un segundo más se introduce entre la gente con las manos llenas de cosas deseosa de bajarse.
Sus miradas se cruzan y una sonrisa incontrolable aparece en el rostros de ambos mientras ella aún se apresura más a bajar del bus, hasta que por fin lo logra, se acerca a él con rapidez le rodea con sus brazos y sin decir ninguno ni una sola palabra sus labios se funden en un fogoso beso mientras aprietan sus cuerpos como si temieran que se les pudiera escapar el cuerpo del otro a cada uno entre los brazos.
- Te he echado de menos - le dijo ella.
- Ya no volveremos a separarnos.
Y otro nuevo beso surgió entre ellos haciendo que todo su alrededor desaparezca, como si la misma Tierra se parara ante el amor más puro que ha existido jamás, a la vez que el más eterno.
"On Abatar Ura Masarakato On-Gataru"
No hay comentarios:
Publicar un comentario