Aguantar la compostura en algunas situaciones puede llegar a ser realmente difícil, es más, la mayoría de las veces no somos capaces de hacerlo, lo intentamos con todas nuestras fuerzas, pero la rabia o el dolor puede con nosotros y hace que perdamos totalmente el control. Sí, lo sé, es odioso cuando pasa eso, sobre todo cuando nos pasa con la persona a la que más nos gustaría demostrar que podemos aguantar cualquier golpe casi sin parpadear, pero precisamente por lo difícil que es, una gran satisfacción nos recorre todo el cuerpo cuando lo conseguimos, y en el momento en el que sentimos esa satisfacción parece incluso que fuese más fácil aguantar y superarlo todo, es maravilloso realmente.
Pero...¿y cuándo conseguimos aguantar un golpe...pero no dos?, ¿cuándo justo cuando nos estamos recuperando del primer golpe nos viene el segundo sin esperarlo y nos golpea con la fuerza de ambos de tal forma que explotamos?. El sentimiento que nos acomete cuando eso pasa es desgarrador...sentimos una presión en el pecho que no nos deja casi respirar, no podemos aguantar más, y casi sin darnos cuenta de pronto...explotamos.
Todo lo que nos habíamos conseguido aguantar en el primer golpe sale a gritos de nuestro corazón a través de nuestra garganta y ya nada puede acallar todos esos sentimientos que luchaban por salir y a los que no quisimos dejar ver la luz. El dolor y la angustia nos invade y ya no puedes aparentar que estás bien, que el primer golpe no te hizo daño cuando en realidad te dejó destrozado por dentro. El segundo golpe en realidad no es tan doloroso, pero sí el doble de frustante, y eso es lo que nos hace estallar. Nos sentimos mal por no haber podido aguantar más con buena cara pero es que realmente ya no tenemos opción porque nuestro corazón se está desbordando y si no hacemos caso de sus gritos de auxilio que nos piden que dejemos que todo salga fuera nos consumirá.
Pero quizá lo peor sea que pensamos que después de la tormenta viene la calma, pero no, la calma aún queda lejos de que la vivamos. Tras explotar solo nos invade un sentimiento que se nos aferra al pecho que hace que nos cuestionemos si realmente nos merecíamos ese segundo golpe o no, y lo peor es que terminamos llegando a la conclusión de que si que nos lo merecíamos, lo que hace que nos sintamos aún peor.
Me gustaría poder decir que después de esta "tormenta interna", por así llamarla, llega la calma de verdad en la que podemos descansar y reponer fuerzas, pero la verdad es que no lo sé, yo aún estoy perdida entre el viento y la lluvia.
"Se acerca el invierno"
en ese tipo de oscuridad en la que últimamente te mueves es dificil apreciar si verdaderamente la calma llegara tras la tormenta pero yo te aseguro cielo que si llegara y ademas tengo un motivo para hacerlo ya que yo personalmente voy a ayudarte a que consigas esa paz que todos...o mejor dicho...casi todos merecemos, por que quiero volver a ver esa sonrisa con la que iluminas el mundo.
ResponderEliminarEl tiempo es demasiado lento para los que esperan,
ResponderEliminardemasiado rapido para los que temen,
demasiado largo para los que lamentan,
demasiado corto para los que celebran.
Pero para los que aman,el tiempo es la eternidad.
TQM