«El que no quiera a un perro que piense en el perro del policía, en el perro lazarillo, en el perro guardián, en el perro del solitario, en el perro que suplica una caricia, en el perro apaleado que vuelve una y otra vez junto a su amo cuando le maltrata, en el perro que da calor al que tirita de frío y en miles de abnegados y desinteresados perros, que de una manera u otra, son el mejor amigo del hombre. Por todo ello, Dios les concedió la virtud de sonreír con el rabo para no fingir con la cara y así convertirles en más humanos que muchos de los hombres».
Federico Martinón Sánchez.
Este pequeño escrito lo he cogido de un grupo de facebook al que pertenezco. Me ha gustado tanto que he querido compartirlo con todos vosotros, y sobre todo con los amantes de los perros, como yo.
"On Abatar Ura Masarakato On-Gataru"