Pasaron unos días maravillosos, llenos de risas, besos, amor y alegría. Aprovecharon el tiempo que tenían al máximo, no querían dejar escapar ni un solo minuto, ni tampoco pensar en que ese tiempo llegaría el momento en el que se acabaría y tendrían que separarse de nuevo.
Fueron apenas unos escasos días, y a ellos les parecieron aún menos de los que realmente eran. Al fin pudieron hacer todo lo que tantísimas veces habían soñado poder hacer juntos, todo para lo que no habían tenido oportunidad hasta entonces, pero el tiempo se iba consumiendo poco a poco, casi sin que se dieran cuenta, los minutos, las horas, los días iban pasando, y al final...llegó el día y él tenía que irse.
Sabían que volverían a verse muy pronto, que podrían volver a estar juntos al poco de separarse, pero no podían evitar estar tristes, no podían dejar de pensar en los días que no podrían pasar juntos.
Él empezó a recoger sus cosas por la mañana, ya que debía irse después de comer, ya no podían estirar más aquellos magníficos días. Mientras tanto ella fue a hacer la comida, no podía soportar ver como su amado recogía sus cosas para separarse de su lado de nuevo, la tortura volvería a comenzar en cuanto él se montase en el autobús, los días solitarios, las tardes cubiertas de lágrimas, las noches en vela...todo.
Comieron y decidieron pasar el último rato que tenían para estar juntos abrazados en la cama, simplemente, con una película puesta en el ordenador aunque en realidad ni si quiera la estaban viendo, solo era ruido de fondo. No paraban de mirarse a los ojos, acariciarse, besarse, decirse lo mucho que se amaban...pero antes de que pudieran darse cuenta llegó la hora, y tuvieron que partir a la estación de autobuses.
El camino en el autobús de línea fue dolorosamente silencioso. Llegaron a la estación y fueron a buscar el autobús. Allí estaba, el autobús que los separaría de nuevo, y el cual estaba a punto de partir. Subieron las maletas antes de despedirse, para poder aprovechar al máximo los minutos que les quedaban.
La despedida estuvo llena de abrazos y besos en silencio, ninguno sabía que decir o hacer, lo único que sabían era que no querían separarse.
Última llamada, debía subir ya, asique se dieron el último beso, un beso tierno, lleno de amor y dulzura, pero también amargo por ser el último que podrían darse hasta su próxima visita.
Tuvo que subir ya. Ella le siguió con la mirada desde fuera, recorriendo los laterales del autobús para poder observarle hasta el último instante. Comenzaba a moverse. Ella se despidió con un movimiento con la mano y con unas palabras gesticuladas, y él hizo exactamente lo mismo. El autobús terminó de colocarse y tomó su camino, y ella lo siguió con la mirada hasta que se perdió en la lejanía, y allí se quedó, en la estación, sola de nuevo y con las lágrimas comenzando a brotar de sus ojos una vez más.
"On Abatar Ura Masarakato On-Gataru"
No hay comentarios:
Publicar un comentario